miércoles, 18 de junio de 2008



A la luz de un relámpago recorro mi cuerpo
que se tira en el desierto de una mentira
apagada y sin fuerza.
Entre el estruendo de una margarita deshojada
y los claveles que se
pierden en el encino
con el frio de una gota ignorada
entre los fuegos y las esmeraldas
vueltas enredadera de divina devoción.

Esqueletos de luces
que se vuelven instinto
y al abrir las piernas
muestran ecos en lo
s muslos temblorosos
vicio vuelto manía
dolores que huelen a violeta
en el inmenso mar del apetito
que se acaba en ese día de lluvia.