viernes, 7 de mayo de 2010

la noche que no pude estar sola

Ante una fuente de alcohol
la madrugada comienza a caer
en la espera de una gota de olvido
mientras se desvance el humo
del nuevo cigarro
y una canción cantada en el espejo
abriendo el corazón
que intenta decir adios
cuando aún laten las manos
en la piel que crea mapas
con sus litorales esparcidos
en las heridas que dejan cicatrices
limpiando dolores de ausencia
por una última noche
que derrama en silencio
las verdades que desesperan
en la almohada acicalada de sangre
y enmohecida con la luna
que grita entre fuegos lentos
que te extraña entre las sábanas
cada caricia, cada susurro
cuando la lágrima llegaba al orgasmo
apagado, tragando palabras
que no pueden decirse
entre los matorrales de la selva
con sonidos de ciudad
cuando las mentiras no dichas
para mi respiran sublimes
escapando a una mal formada noche
esperando la estrella en la espesa muchedumbre
que dice cuando duele dejar de llorar
antes de que llegue la lluvia.