lunes, 18 de octubre de 2010

Te perdí en un tango
cuando el humo se apagó
y en medio de la pluma se esfumó la tinta.

Te escribí en una migaja
de esas que sólo traías
si acaso una noche desmesurada.

Te grabé en un vidrio
el mismo que se rompió
el que estaba desde antes estrellado.
Te perdí en una guitarra
con necesidades de tocar
en un blues la quimera armónica de un Fa.

Te grite en una estación
donde alteradas caen las hojas
por la lluvia que se vuelve caja de cristal.

Te guardé en las alas
de mis sueños más profundos
donde despertar me guarda sonrisas eternas.

Te perdí en un tango
en esa canción sin heridas
donde cada verso es un soplo a tu final y tu letargo.

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